A menudo me preguntan si fue difícil acostumbrarme, aunque podría simplemente inventar miles de historias, no sé por qué? siempre termino contando la verdad.
Lo más difícil de mi condición ha sido la falta de mis piernas, por supuesto como es la verdad, la gente no lo cree y de inmediato me dan una lista de cosas que para su modo de ver pudieron haber sido más difíciles.
El mundo... nunca llegaré a comprenderlo, tal parece que lo que quiere es que le diga uno mentiras y pensándolo bien, las mentiras sí abren puertas, hacen amigos, hacen ganar dinero. En cuanto la verdad sólo crea situaciones dolorosas, incómodas y algunas veces insoportables.
Yo no veo qué es? lo que les llama tanto la atención mi caso, es cierto he cambiado, pero quién no con el paso de los años? aunque tengo que dar crédito que mis cambios NO han sido los predecibles de la edad.
Pero aun así; no veo cuál es la cosa que fascina a la gente, la que la hace venir al circo, esperar en la fila, traer a los niños y la hace pagar por verme. Soy como cualquier otro, siento... pienso... vivo... nado...
Todos los días cuento mi historia como parte del espectáculo, ésta ha cambiado con los años, de tanto contarla he recordado y adherido detalles. Recuerdo con claridad el antes y el después, mi mente ha borrado cualquier recuerdo del durante. Aun así, hasta cuando estoy a solas me gusta repetirla, me gusta oír como se oyen las frases, algunas veces hasta yo misma me sorpendo de lo fantástico de mis palabras.
Los que iban conmigo aquella tarde, no han dejado de sentir pena por mi, y sinceramente uno no puede tener amigos que te tengan lástima, así que les he pedido que me dejen de frecuentar.
Con mi nueva vida han venido nuevos amigos, entre ellos los que me cuidan y alimentan, Rafael me cambia el agua cuando lo necesito y Gregorio me da de comer, de vez en cuando me trae un espejo para que me mire, pero !vamos! con la vaina de tener un ojo en cada lado de la cara sólo me puedo ver el perfil. Me gustaría poder verme completita como antes, aunque lo que ha cambiado es que lo que ahora veo me gusta, me fascina de hecho.
Recuerdo que era viernes, viernes santo... yo me moría de calor... me moría... caminábamos por la playa todos tranquilos conversando, llegó el momento en que no pude más, sin pensar en la sentencia que trae meterse al mar en esa fecha, me tiré un clavado que terminó con mi malestar y también con mi vida como humano.
Desperté siendo la mujer-pez del Circo.
Fabiola
Abril 2005
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